domingo, 29 de marzo de 2020


El reloj del destino

Bajo el mar, justo por la península balear, se encontraba el palacio hundido «Cristales rotos» donde vivía la princesa Rubí.
Rubí era una mujer muy bella, tenía una melena brillante, larga y roja, que le cambiaba de color dependiendo de su estado de ánimo. Su gusto era bastante excéntrico. Le encantaba vestir con joyas muy cargadas, grandes y piedras muy finas; casi siempre usaba vestidos blancos, unos más bellos que otros.
Provenía de una familia bastante amplia y unida. Los miembros lo componían los padres Cuarzo y Aguamarina. Eran maravillosas personas, y como padres eran un ejemplo para seguir en la sociedad. El único problema era que consentían y sobreprotegían mucho a la princesa. Luego, estaban los hermanos; la hermana mayor, Amatista, era una mujer preciosa y alegre. Tenía expresiones muy bonitas, la cara en forma de corazón, con facciones muy finas. Su melena era larga y morada, tenía el pelo liso y ondas en sus puntas y su mirada profunda, con ojos extremadamente violetas. Luego venía la hermana del medio, Esmeralda; tenía un cabello verde, ondulado y brillante, unos ojos de un color verde intenso, su rostro era fuerte, tenía la mirada curiosa, pero facciones serias y a veces arrogantes. Poseía unos bonitos brazos que incluían ramas alrededor. Esmeralda estaba diagnosticada del trastorno bipolar, cuando estaba de ánimos las ramillas en sus brazos eran verdes, pero cuando la tristeza, la rabia o la ansiedad se apoderaba de ella, su cabello y brazos comenzaban a marchitar y tendían a ponerse de color marrón, al igual que sus grandes ojos. Y, por último, estaba su hermano Zafiro, el hermano mayor; era un hombre determinado, decidido, independiente y dominante, tenía necesidad de controlar a sus hermanas, sobre todo a Rubí, que era la más sobreprotegida de sus padres, pero a pesar de ser duro de carácter atesoraba un enorme corazón que lo sabía esconder muy bien mientras fingía fortaleza.
Los reyes eran personas elegantes, muy finas, pero a la vez humildes, siempre decían: «La clase deja de ser clase cuando se es prepotente». Estaban abocados en el bienestar de su pueblo y sobre todo en la educación.

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Escritora: Sarina Hayon.
Libro: La lupa y sus misterios
Instagram: @sarihayon
Instagram: @lalupaysusmisterios
Sarina Hayon es una venezolana que reside en España, quien prefiere no compartir su edad. A Sarina le encanta escribir como un medio para demostrarle al mundo que un disléxico si puede escribir por la tenacidad y creatividad. Estudió Educación Especial en Venezuela, lugar donde se graduó, sin embargo, se vio obligada a migrar a España por la crisis sociopolítica que se acrecentaba en su país de origen. Al no poder homologar su título, decide comenzar a escribir, entre otras tantas cosas, colocando todos sus conocimientos en un libro de Psicofantasia, así es como da vida al libro La lupa y sus misterios.


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