miércoles, 25 de marzo de 2020


CAMINANDO ENTRE MUERTOS

Podía ver la ciudad en completa ruina y sentir el temor de aquella chica. Corría con desespero mientras una horda de muertos vivientes la seguía, hambrienta, cazando a su más próxima presa. Su respiración se volvía aún más errática en cada paso. Su tobillo, hinchado por un tropezón que se había dado algunos minutos atrás, dolía punzantemente, pero no era eso en lo que debía enfocarse. Solo debía seguir corriendo.
Se esforzaba por conseguir un lugar seguro, pero a pesar de la lentitud de los cuerpos descompuestos que iban tras ella, su lesión no le permitía avanzar mucho más. Miraba a su alrededor asustada, su corazón parecía una bomba a punto de explotar dentro de su pecho, sus ojos estaban llenos de lágrimas, producto de la desesperación ¿Acaso era su fin? se preguntaba, ¿Acaso ahí terminaría todo? Me preguntaba yo.
— Charlie, es hora de comer -escuché gritar a mi madre desde la planta baja, interrumpiendo así la emoción de mi lectura.
Dejé mi libro sobre la cama, era uno de los tantos con historias de zombies que me gustaba leer en mi tiempo libre, y me dispuse a bajar con prisa. Ese día moría de hambre y el olor a lasaña me hacía salivar como a Richard, mi gran danés.
Llegué apresurado a la mesa justo en el instante en el que mi madre dejaba frente a mí un plato repleto de comida y cuando me dispuse a tomar los cubiertos una fuerte explosión hizo estallar mis oídos.
Intentaba relacionar ese sonido con cualquier otro que hubiera escuchado antes, pero no lo lograba encajar con ninguno de mis recuerdos. Era como un silbido que se iba haciendo más agudo acorde pasaba el tiempo, no podía escuchar nada más.
Me encontraba tirado en el suelo mientras algunos escombros caían sobre mi cuerpo, golpeado por el impacto. Escuchaba a lo lejos, muy lejos, los ladridos de Richard y los lamentos de mi madre. Intentaba abrir los ojos para ver en donde se encontraba ella, pero el polvo ocasionado por la explosión había ensuciado mis ojos y, por ende, no podía mantenerlos abiertos.
Me arrastré con dificultad y un grito desgarrador escapó de mi garganta. Sentía doler mi pierna con mucha intensidad y cuando la toqué con mi mano para saber el porqué, esta última se empapó de sangre. Me le había roto a la mitad y mi hueso sobresalía por mi pantalón desgarrado.
— ¡Ayuda! -intenté gritar, pero estaba consciente de que era apenas un susurro- ¡Ayuda! -insistía en vano.
Poco a poco mi respiración fue cediendo, mis músculos perdían fuerza y mi cuerpo resistencia. Me dejé caer por completo sobre el suelo lleno de restos de la casa que se habían desplomado sobre nosotros. No podía más, sin dudas, no podía más.
***
Escritora: Stephany Hernández.
Instagram: @teffoodtravel 
Wattpad: @probemosquetal
Este relato corresponde al prefacio de la historia en curso de Stephany en Wattpad, titulada Caminando entre muertos y que relata el recorrido de un joven llamando Charlie, quien se enfrenta al apocalypses más fantaseado por los seres humanos: Un apocalypses zombie.
Stephany Hernández, co-fundadora del proyecto Distrito Literario @tudistritoliterario
Stephany nace en Puerto la Cruz, una ciudad a la costa de Venezuela el 17 de agosto de 1994. Apasionada por los libros desde muy pequeña, Stephany comienza a escribir a la edad de 14 años y no fue sino hasta el 2020 que publica el primer libro de la saga Ángeles de la oscuridad, titulado Ángeles. Estudiante de psicología de la Universidad de Palermo y Cocinera Profesional, esta autora organiza su vida entre estudios, cocina y escritura. En la actualidad se encuentra trabajando en la tercera parte de su saga y adicionalmente continúa escribiendo historias para Wattpad.

Puedes conocer más de Stephany y de sus escritos en:
Instagram: @teffoodtravel 
Instagram: @angeleslibroficial (instagram oficial de la saga) 
Wattpad: @probemosquetal 

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