PROYECTO MANDINGA
-Siempre sonreía. Así
era mi abuelo, de los que definitivamente uno puede llamar loco. Y podemos
llegar a esa conclusión: todos los escritores están locos. Y, de mi abuelo,
tengo casi certeza. Sus borradores, kilos y kilos de papeles escritos a birome,
demuestran que tenía ideas delirantes; otras, en menor medida, con raros
chispazos de genio. Por ahí te salía con cosas como: “El arte en el pasado
tenía como fin el entretenimiento de la clase pudiente. Hoy, el arte tiene el
poder cambiar al humano, le da herramientas para expresarse. Así nacen las
revoluciones”. Entonces, me puse a leer los cuadernos, en busca de algún texto
que no se haya publicado y fue que encontré una anécdota:
“Estaba
trabajando en la segunda noche de la 32 edición de la Calle Angosta, un 25 de
enero de 2020, y cuando faltaba unos minutos para que terminara mi turno pasó
algo inesperado: Noralí y Enzo pasaron a saludarme, charlaban con otra persona.
Por sorpresa, escucho desde mi oído derecho Soquete,
al instante miré a un hombre de unos 50 años que me cruzó la mirada. Camino
unos metros y volvió a decirme Soquete,
totalmente descolocado, no lograba reconocer su cara. A los minutos, regresó. Sorete, ahora pude entenderlo. Lo seguí.
¿Quién es usted, señor?, pregunté. A no te acordás de las cosas que hacías en
cultura, dice. Y entonces lo recordé: el Mandinga, un gran pedazo de bosta,
“trabajaba” hace 50 mil años y cuando me tocó ser jefe, volvió de la
“licencia”. Su calentura era porque el año anterior le rompíamos las pelotas
para que fuera a laburar, y él se escudaba que trabajaba para el radical Chonino.
Un golpe del bastón que traía me interrumpió del flashback. Luego otro. Golpes
bajos, en la zona de los genitales, pero mal acertados. Enzo y otra persona se
le venían encima, pero los frené. Yo estaba laburando y no iba a perderlo por
culpa de un pelotudo. El Mandinga tiene el gen del mal.”
Ese
escrito fue el que me dio la idea. ¿Y si era posible concentrar el mal, no en
un gen, si no en partículas que pudieran ser extraídas? Así fue que desarrollé
el proyecto Mandinga y que se extirpó por completo el mal de la humanidad.
Reconozco que fue un error. Ahora, en nuestra última hora, pido perdón. Nos
concentramos tantos entre nosotros que nos olvidamos de los invasores
interdimensionales. Hoy volvemos a usar el término Ciao como fue desde el principio. Your slave, tu esclavo.
Perdonen.
***
Escritor:
Gerardo Van Junker.
Instagram:
@gervanjunker
Gerardo
Van Junker nace el 25 de noviembre de 1991 en Villa Mercedes, San Luis.
“Empecé a escribir a los 14 años, hacía canciones punks y tenía
delirios de una banda. Esos delirios se convirtieron en una novela inédita que
se llama “Suicidio al fin de la noche”. Fui creciendo, participando en
concursos, en talleres, en lecturas en vivo, y en 2013 fundé una Editorial
Rorschach, artesanal y autogestiva, con la que publiqué mi primer libro “Feria
de Sensaciones”. Durante 5 ediciones, organizamos la Feria del Libro
de Villa Mercedes y en la última asistieron… ¡60 mil personas!
Hoy, 2020, llevo una decena de libros publicados y me encuentro en
proceso de armar mi primer fanzine de historietas.
Le debo mucho a los libros, me ayudaron en épocas difíciles, pero
principalmente a Alberto Laiseca, el escritor de bigotes que contaba cuentos de
terror en iSat y está viralizado por Youtube; él inventó un género literario
llamado “Realismo delirante” y es, en verdad, muy divertido porque
nunca sabés con que vuelta de tuerca se puede dar”.
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